Seguramente has escuchado alguna vez “dieta sustentable” o “dieta sostenible”, pero ¿sabes qué es? Con el propósito de explicarte de manera más sencilla, puedo decirte que es aquella en la cual los alimentos saludables que tu consumas hoy, sean suficientes para poder alimentar a las futuras generaciones, es decir, a tus hijos, nietos, bisnietos y así sucesivamente. Dicho en otras palabras, promueve la seguridad nutricional de la población.

Uno de los principales objetivos de este tipo de dieta consiste en disminuir la contaminación ambiental y su impacto en el planeta. ¿Cómo? La respuesta podrás encontrarla si continuas leyendo este artículo.

Actualmente, es frecuente ver a los distribuidores de alimentos locales acercarse cada vez más a la población. En Europa, por ejemplo, a este concepto se le conoce como “distribuidores de agricultura biológica”, y ellos son los encargados de expender entre los consumidores los alimentos orgánicos, frescos y libres de pesticidas de los productores.

Los retos hacia una dieta sustentable…

Cuando vas en el supermercado y agregas a tu carrito de compras “alimentos menos procesados”, comienzas a tener una dieta sustentable, pues esto es uno de sus ejes principales. Por ello es recomendable buscar alimentos con la menor cantidad posible de sustancias químicas en la lista de ingredientes de la etiqueta del producto, por ejemplo: aditivos, colorantes, emulsificantes e incluso pesticidas (como en el caso de las frutas y verduras); que pudieran ser nocivos para la salud. Así es como podemos considerarlos alimentos “ideales e inocuos”, pues contienen la menor cantidad de ingredientes químicos, que algunas veces son desconocidos.

También es muy importante generar conciencia ciudadana y promover la disminución de desperdicios de los alimentos; es decir, enseñar a la población a economizar los recursos alimenticios. Por ejemplo, podemos usar algunos tallos de verduras para la preparación de sopas, o congelar lo que ya no comeremos con la finalidad de prolongar su vida y consumirlo posteriormente.

En ciertos países la urbanización impide que los alimentos sean distribuidos de manera eficaz entre productor y consumidor. El tiempo debe estar perfectamente planeado y calculado, con el objetivo de garantizar que un producto fresco vaya de las manos del agricultor a nuestro platillo. En los países en vías de desarrollo esto no es del todo posible, pues aún es difícil llegar a algunas comunidades, o incluso a ciudades, cuya infraestructura vial no está del todo planeada.

Por ello, la dieta sustentable ha llevado a que otro tipo de dietas se distorsionen, pues la industria de alimentos aún no se encuentra preparada para la distribución de productos de manera propiamente “local”. Entonces uno de los principales retos es adaptar el tipo de régimen alimenticio a las condiciones de la población, ya sean individuales (por ejemplo, el vegetarianismo) o colectivas (como la de una comunidad en el estado de Chiapas).

La tendencia de querer llevar una dieta sustentable ha hecho que en países como México se consuman cada vez más algunos productos del extranjero, por ejemplo: la cúrcuma (especia hindú), semillas como las bayas de goji (frutas de China) o el matcha (té de Japón). ¿Los has probado?

Además existen otros retos como promover técnicas de cultivo más adecuadas, con la finalidad de evitar el desgaste y disminución en la calidad de los suelos. Cada vez es más evidente que el aumento en la producción de alimentos impacta rotundamente en las tierras de siembra.

¿Cómo comenzar?

Si tu estás interesado en comenzar con este nuevo estilo de vida, te sugiero prestar mayor atención a la cantidad y frecuencia con la que consumes ciertos productos alimenticios, reflexiona qué prefieres: ¿una dieta cómoda o una dieta saludable-sustentable?

También podrías comenzar construyendo tu propio huerto orgánico en casa, esta es una alternativa que no sólo apoya a la sustentabilidad, sino también reduce los gastos e impacta positivamente en la economía familiar. Sembrar y cultivar nuestros propios alimentos, como lo hicieron nuestros antepasados, ahora es una tendencia, ¡quien lo habría imaginado!

Otra forma de disminuir el impacto de la contaminación ambiental es disminuyendo su consumo de carne roja (yo te aconsejo: una vez por semana o una vez cada 15 días). De acuerdo con el Informe Mundial de la ONU sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos, está demostrado que la producción ganadera es uno de los principales contaminantes del agua. ¿Lo habías escuchado o leído? Por ello hoy en día las tendencias como vegetarianismo y flexitarianismo van en aumento.

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Este artículo fue escrito como contribución a Popurri Gurú Blog www.popurri.com.mx

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